Las fiestas de mayor arraigo tradicional son las Candelas y San Blas. Antes se celebraban coincidiendo con su fiesta litúrgica (2 y 3 de febrero), aunque en la actualidad se organizan el fin de semana más próximo a esta fecha.
En ambos días las protagonistas son las cantoras. 5 jóvenes que son las encargadas de interpretar unas coplas antiquísimas, que con un lenguaje llano, ingenuo y lleno de espiritualidad popular tratan de explicar la fiesta de la presentación del templo de Jesucristo.
El primer día, el de las Candelas, se celebra una pequeña procesión por la Plaza de España, con la Virgen del Rosario, de la que ya existen datos de su existencia desde el siglo XVIII. En el centro de la misa, una vez trascurrido el ofertorio, las cinco jóvenes desde el quicio de la puerta comienzan a cantar, solicitando permiso al sacerdote para proseguir su procesión y canto por el centro de la iglesia. Una vez dentro, en el pasillo principal del templo, continúan las estrofas caminando despacio hacia el altar, donde justo finaliza la interpretación. Las cinco jóvenes interpretan sus coplas junto a una pandereta; llevan consigo también las ofrendas de una rosca y una paloma.
Una de las características peculiares de la música de estas coplas es la existencia de dos entonaciones distintas, una más solemne y la última, que se ejecuta a mitad de la interpretación, más alegre y jovial.
La fiesta ha estado ligada desde la antigüedad a la Virgen del Rosario, junto a la que finaliza esta peculiar celebración con laspresentación de los recién nacidos de la localidad.
San Blas se celebra el día después. Las protagonistas son las mismas “cantoras” que el día precedente. La fiesta comienza con la procesión del Santo, una talla de madera policromada del siglo XVIII que ha perdido casi todo su cromatismo, que es llevada íntegramente durante toda su procesión por las jóvenes. Aunque las coplas comienzan tras celebrarse el ofertorio, la ejecución de las mismas dista respecto al día anterior. Las jóvenes entonan a “capella” sin ayuda de ningún instrumento las coplas, de pie, ubicadas en los primeros bancos de la iglesia. Igual que sus precedentes estas coplas narran de modo sencillo la historia de San Blas, obispo de Sebaste, mártir de la iglesia en la época romana, al que se le atribuye poderes curativos de garganta al ser médico y salvar, según las leyendas, a un niño de fallecer atragantado por la espina de un pescado.
San Blas es un santo muy popular durante el medievo y gracias a muchos clérigos mendicantes su devoción se extendió por múltiples puntos de España. Precisamente probablemente por la “intercesión” de alguno de estos monjes existen unas reliquias del pie en Torrejón el Rubio.